Seguro que muchos días vives el mismo fenómeno. Abres el facebook y el muro se ve inundado de fotografías con frases inspiradoras, citas célebres y consejos breves de crecimiento personal:

«La felicidad está en tu interior«; «Si cae una tormenta, aprende a bailar bajo la lluvia«; «No hay obstáculo que no supere una sonrisa«; «Sé positivo«; «Agradece todo lo bueno que te trae el día»

No sólo lo vemos en el facebook, probablemente somos seguidores de cuentas de twitter y blogs de desarrollo personal que cuelgan diariamente varias de estas frases.

El whatsapp, por supuesto, no se queda atrás. Siempre tenemos un buen amigo que nos felicita el lunes con una imagen de ánimo con un gatito; o que nos manda un dibujo de un arco iris y una persona paseando por un puente que nos recuerda la importancia de perseguir nuestros sueños.

Por suerte, hace tiempo dejaron de mandarse mensajes inspiradores en cadena que saturaban nuestro e-mail, ¿los recordáis? Presentaciones con música e imágenes de amaneceres, en las que se nos recordaban las verdades fundamentales de la existencia, la importancia de la sonrisa, de la amistad, de la familia, del amor, de la autoestima, y un largo etcétera.

Visto así, este fenómeno del «pensamiento positivo en píldoras» parece una auténtica locura. A muchos nos asaltan las siguientes preguntas:

¿Sirve para algo todo esto?

¿Nos hace mejores personas leer frases inspiradoras cada día?

¿Nos acerca más a la felicidad, a la realización personal, a nuestro ser esencial?

 

 

Pues en mi opinión, y en términos generales (y quizás estoy siendo demasiado contundente)…

NO.

No sirve de mucho tragarse toneladas de citas célebres, de cuentos bonitos y de imágenes inspiradoras, incluso dudo de si es aconsejable como entretenimiento.

He pensando bastante en este asunto, y en mi opinión hay tres razones por las que creo que esto es así. Por bonita que sea la foto y por bonita que sea la frase inspiradora. Expongo estos motivos a continuación.

 

¿Sirve de algo leer citas célebres y frases inspiradoras?
¡Comparte en Pinterest!

 

Motivo 1: Porque estamos sobre-saturados de frases inspiradoras (e información en general).

infoxicacion

 

Déjame que te cuente una anécdota personal…

En aquellos tiempos en que la conexión a Internet era a través de un módem que usaba la línea telefónica (qué cosas) yo era una joven de 16 o 17 años que revisaba su correo electrónico cada dos o tres días. Casi todos los mensajes eran de personas que vivían en Latinoamérica o diferentes ciudades de España y a las que había conocido ya no recuerdo ni cómo (¿chats, tal vez?).

Un día me llegó un mensaje al correo que me dejó boquiabierta.

Contenía una historia en primera persona acerca de una mujer que acababa de morir. El marido, y narrador de la historia, contaba cómo el día del funeral decidió ponerle a su mujer la ropa y las joyas que ella había estado guardando durante años… «para un día especial».

En definitiva, hablaba de la importancia de no postergar el disfrute y vivir cada día como si fuera el único.

El texto estaba escrito de forma muy emocionante (o eso me pareció a mí entonces) y yo llegué a pensar ¡que era verdad! Que la persona que me había escrito había vivido la historia, que su mujer había fallecido, y ahora estaba mandando un mensaje a todos sus contactos para hacerles partícipes de esta reflexión.

Con toda la ingenuidad del mundo (y sin saber que esto era una historia inspiradora) le di a responder a ese mail y dije: «siento mucho esto que te ha pasado…«, así que imaginad la cara de póker del remitente 🙂

Supongo que algo os sonará de esta historia, porque meses o años después se hizo muy popular en las cadenas de mails (ahí fue cuando me di cuenta que no había sido un caso real, y me sonrojé por haber mandado el mensaje de pésame). Pero en su día, yo la leí casi con lágrimas en los ojos y con el corazón en un puño.

La historia me impactó, recuerdo el momento, dónde estaba, que fue un sábado por la tarde y que ese fin de semana lo viví de forma diferente, con más conciencia.

En definitiva, esa joven de 16-17 años que era yo se pasó unos días meditando sobre el significado profundo de ese mail. Y sin embargo meses después…

El fenómeno de las cadenas se hizo tremendamente popular y yo recibía una media de diez al día. Diez presentaciones inspiradoras de Power point que al cabo de un tiempo me había cansado de ver. Al final las borraba sin abrirlas siquiera.

Años más tarde, ya con el facebook, el muro empezó a llenarse de decenas de estas imágenes y frases para reflexionar.

El whatsapp se sumó a la carrera, y también salieron a la venta cuadernos con frases bonitas, calendarios, tazas ¡hasta los anuncios de la tele están aderezados con «positividad»! Hoy por hoy, una persona que tenga dos o tres redes sociales se verá bombardeada por una media de diez-quince mensajes inspiradores al día, si no más.

Parémonos un momento … ¿realmente algo puede calarnos, sorprendernos, emocionarnos, si estamos expuestos a una sobresaturación de esa misma cosa? ¿Una de estas historias puede hacernos vibrar si ya nos hemos acostumbrado a escucharlas todas?

Opino que los artículos, imágenes y frases inspiradoras podrían surtir algún efecto si leyéramos UNO o DOS al día, no más, y con días de descanso entre uno y otro. La sobrexposición que sufrimos actualmente tiene justo el efecto contrario: nos acostumbra a esas «píldoras» de felicidad y sabiduría, de modo que llega un momento en que somos inmunes a su mensaje.

Si realmente queremos obtener algo de todo ese boom de autoayuda que inunda nuestras vidas sería necesario PARAR y DOSIFICAR. Con el fin de volver a escuchar esas frases con oídos nuevos, con ingenuidad, como lo hacíamos con aquellas primeras historias inspiradoras de nuestra adolescencia.

 

Motivo 2: Porque sólo muestran el lado luminoso de la vida.

Otro motivo por el que los mensajes inspiradores no sirven para hacernos mejores personas, es porque sólo muestran el lado bonito y luminoso de la vida.

Es frecuente que las citas célebres aludan a nuestras capacidades como seres humanos, a la potencia del amor, la superación personal, la utilidad de los sueños, el «todo es posible si crees en ello».

No obstante, generalmente las personas no tenemos problemas con nuestra luz, sino con nuestra sombra. La sombra, el lado oscuro, el inconsciente, el dolor que nos habita o «lo que no queremos ver en nosotros».

Todos nosotros tenemos el deseo de un mundo más justo y equitativo, levantarnos cada mañana con una sonrisa y con energía para afrontar los retos que nos presenta ese día. Ninguna persona mentalmente cuerda podría negar que es mejor estar en paz que estar enfadado, que es mejor vivir en una casa ordenada que sucia, que es mejor querernos a nosotros mismos que odiarnos o que es preferible estar contentos la mayor parte del tiempo.

Los humanos construimos frases y citas para recordarnos estas verdades, y eso está bien, pero casi todas van todas encaminadas hacia la misma dirección: las alturas, la luz, la bondad del mundo, la perfección, el ideal.

Sin embargo la vida de cada individuo no es perfecta, ni está exenta de conflictos enrevesados. El problema no es tanto «la utilidad de sonreír» o «qué hago para ser feliz» sino «qué me está impidiendo serlo»

Aquí está la raíz del problema de las frases inspiradoras y bonitas: por lo general, no nos invitan a acercarnos al otro lado, a la sombra. No nos permiten aproximarnos con cautela al lado oscuro del mundo: la violencia, la codicia, el vacío existencial, la maldad, la mentira, la represión.

Esos carteles con rostros sonrientes y frases llamativas no nos ayudan a entender nuestra realidad tal y como es. No nos ayudan a comprender el origen(y no los síntomas) de nuestros sufrimientos. No nos permiten reconocer sentimientos que pueden ser muy difíciles (por ejemplo, amar y odiar a la vez a una persona, o sentir envidia y malestar ante el éxito ajeno).

El pensamiento positivo suele ser superficial y no aboga por realizar la que puede ser la tarea interior más importante de una persona: acercarnos a eso de nosotros mismos que nos da tanto miedo y que queremos negar, pero que nos acompaña siempre.

Por esto mismo, la próxima vez que veas un mensaje que te incite a ser mejor, a sonreír más, a ser más bondadoso, o a amar más tu cuerpo, antes de correr a hacerlo (intentar ser perfecto, razonable y bueno), quizás sea más útil preguntarte: ¿qué me impide hacerlo?, ¿por qué me da miedo? ¿qué me frena? ¿cuáles son mis carencias?

En mi opinión, menos luz y más comprensión de la sombra que nos habita necesita este mundo, amigos.

 

Motivo 3: Porque pensar es muy bonito pero actuar es lo que marca la diferencia.

inspiration2

Leer y sentirse inspirad@ es muy bonito, pero ¿qué hacemos aparte de esto?

¿Estamos aplicando todas estas enseñanzas a nuestra vida cotidiana o todo se queda en un gratificante ejercicio mental?

¿Fantaseamos con todo eso que haría nuestra vida perfecta y estimulante, pero luego no estamos dispuestos a correr los riesgos que harían real esa fantasía?

Visualizar lo que queremos conseguir y el tipo de persona que queremos ser es un primer paso necesario hacia una vida mejor, pero lo que provoca cambios visibles son las acciones, no los pensamientos. Los pensamientos nos motivan a actuar, pero por sí solos no mejoran nada. Hay que «meterse en el barro», actuar, fracasar y seguir adelante.

Por ejemplo, leer sobre personas que han perdido peso con una dieta determinada es inspirador, y nos permitirá planificar los siguientes pasos, pero lo que provocará que perdamos peso de verdad, será lo que hagamos, no lo que pensemos o fantaseemos en nuestra cabeza.

Del mismo modo, leer artículos inspiradores para mejorar nuestra productividad es útil, pero puede convertirse en otra excusa para postergar lo que no queremos hacer, porque mientras leemos, no estamos haciendo otra cosa.

Si uno quiere aumentar su autoestima personal ¿qué sería más provechoso? ¿Pasarse las horas viendo imágenes con corazones, atardeceres, personas sonrientes y frases amorosas?  ¿O comprometerse a hacer un cambio? Por ejemplo, retomar una afición que se había dejado de lado, escribir un diario para conocerse más, relacionarse con gente nutritiva, gestionar la autocrítica o ir a terapia.

En definitiva, son las acciones las que marcan la diferencia, y  aparte de «inspirarse» y soñar con un mundo mejor, es necesario que pensemos cómo vamos a trasladar a la realidad las enseñanzas adquiridas.

 

Para terminar…

Empecé el artículo con la contundente frase de «leer frases inspiradoras no sirve de mucho«. Sin embargo, creo que es posible extraer la parte nutritiva del asunto. Es decir, que hay una manera en la que estos textos y frases bonitas pueden producir un impacto real en nuestro día a día. Para ello, sería necesario:

1. Dosificar la cantidad de textos de autoayuda que nos metemos en el cuerpo. Recordad mi experiencia anecdótica con aquel primer e-mail que me hizo plantearme la realidad durante días y días porque fue el único que leí en un par de meses.

2. Expandir nuestras lecturas inspiradoras a zonas un poquito más sombrías. No sólo leer sobre felicidad y superación personal, sino también sobre miedos, fracasos, adicciones, negatividad, sufrimientos, violencia, infancias… Ni en este blog ni en mi página de facebook encontraréis frases simples tipo «sonríe y serás más feliz», pero si alguna vez ocurre ¡corregidme por dios!

3. Decidirnos a hacer algo con todo ese material que leemos al día. Desde tener un cuaderno con nuestras propias reflexiones hasta experimentar con pequeños cambios en nuestra vida. Vale la pena plantearse, ante una frase que intuitivamente hemos percibido de un modo especial: ¿qué dice de mí esta frase, por qué me ha calado? ¿y qué cambio me impulsa a tomar?

 

Y vosotr@s, los lectores, ¿estáis de acuerdo conmigo en que todo este boom de frases inspiradoras no sirve de mucho? ¿O por el contrario sí que habéis notado que sois genuinamente más felices, más bondadosos y más positivos al incorporar estas lecturas?

Espero vuestras respuestas, tal vez podáis sacarme un poco de mi escepticismo y demostrarme que un tablero de Pinterest lleno de frases bonitas os ha cambiado la vida a mejor.

 

 


Créditos de las imágenes:

Imagen 1: symphony of love via photopin cc

Imagen 2: via informatizarte

Imagen 3: Aristocrats-hat via photopin cc {modificada}

 

Amparo María Millán Ocaña te informa que los datos de carácter personal que me proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por mí como responsable de esta web. Finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales: gestionar el alta a esta suscripción y remitir boletines periódicos con información y oferta prospectiva de productos o servicios propios y de terceros afiliados.  Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios:  Mailchimp. Ver política de privacidad de Mailchimp.  Derechos: Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en info@puedoayudarte.es. Puedes encontar más información sobre Protección de Datos en mi página web, así como consultar mi política de privacidad.

¿Te gustó este artículo?

Recibe los siguientes en tu correo

19 Comentarios

  1. Hola Amparo:
    No lo habia pensado con detenimiento pero quiza tengas razon… hace algun tiempo me lei un par de libros de Jorge Bucay (dejame que te cuente y cuentos para pensar) el primero lo lei muy rapido dos o trws cuentos por la mañana y otros tantos por la tarde…. casi no me entere de nada…. el segundo solo un cuento antes de ir a dormir cada dia, aunque quisiera pasar seguir leyendo e me aguantaba las ganas hasta la noche siguiente…. y de este libro saque bastante mas…. asi que creo que si que no nos tomamos el suficiente tiempo para reflexionar en esos mensajes . Nadie habre las redes sociales para pensar….. sino para dejar de hacerlo no crees? Besitos.

    • Amparo Millán Responde

      Hola Ana,

      Interesante reflexión «nadie abre las redes sociales para pensar, sino para dejar de hacerlo». En ese caso, de poco sirve leer y compartir veinte frases sobre fondos de colores, como no sea para darle un poco de «vida y positividad» a nuestro muro.

      Lo que cuentas con el libro de Jorge Bucay es exactamente lo mismo que me pasó a mí con aquella primera cadena que me llegó por e-mail: una historia nos incita a pensar, nos provoca cosas. Demasiadas nos empachan, y al final hace que no nos acordemos de nada. Al final, el objetivo de estas historias no es «entretenernos un rato» o hacernos pensar que somos muy profundos o sabios, sino retarnos para que vivamos, en la realidad, de forma diferente.

      Un fuerte abrazo!

  2. enhorabuena por estas palabras.
    y aunque creas que te lo digo a ti por escribirlas , me lo digo a mi por leerlas.
    su lectura ha abierto algo, que había olvidado.
    Gracias Amparo !!

    • Amparo Millán Responde

      Gloria! Muchas gracias por tus palabras, un honor viniendo de una grande como tú :). Me alegra q te haya ayudado el artículo, tú sabes como yo que con los buenos deseos y las buenas intenciones no es suficiente, a veces hay que «enfangarse» un poco. Un abrazo compañera!

  3. Hola a todos! pues al leer el artículo me he acordado irremediablemente del anterior, donde se hablaba de vida cómoda o fácil y vida feliz, porque digo yo que pasar dos horas diarias entre facebook, mail o navegar por navegar es demasiado tiempo y se relaciona directamente con la comodidad, no creo que a uno le haga feliz esto, simplemente es una forma tonta de pasar el rato sin pensar y como relax. Por tanto creo que este artículo abre los ojos y deja una interesante reflexión, lo mucho empacha y racionalizar nuestro tiempo es algo inteligente y necesario. Un abrazo!

  4. Excelente artículo, Amparo.
    Me ha gustado mucho. Es verdad que el reventón de la burbuja inmobiliaria ha dado lugar al estallido de la pompa de la autoayuda, hasta el punto de que todo el mundo se convierte en «experto», de la noche a la mañana, en coaching o en psicología práctica. Mis respetos absolutos hacia los auténticos expertos en estas materias, que han dedicado años y dinero al estudio de estas materias.
    Dicho lo cual, es triste que lo que puede ser una auténtica herramienta de evolución personal y de mejora de nuestras vidas, haya sido devorada por el marketing y se «venda» en los supermercados virtuales del ocio empaquetada en maravillosas fotografías y frases (des)inspiradoras.
    Por mi parte, durante años me he resistido a esta avalancha socio-virtual, pero es imparable. Al final me di cuenta de que me había quedado aislada y obsoleta. Supongo que esto es como todo. Ver o consultar lo justo: los programas o blogs que te interesan, poner mute en los anuncios y el spam, y no sustituir el contacto verdadero con seres humanos auténticos por perfiles de redes sociales.
    Un abrazo.

  5. Creo que el mayor error ha sido que hemos pasado de historias inspiradoras (5 min o más en leer) a frases inspiradoras (3 segundos en leer), más fáciles y rápidas de compartir y leer, por lo que ya saturan. Por mi parte, llega un momento en el que las leo con tono irónico y la verdad q no me producen efecto ninguno. Además, a veces las lees/escuchas de personas que, por su comportamiento general o el que tu conoces, no crees que sigan sus propios consejos que anuncian a bombo y platillo en sus redes sociales. En fin, que estoy de acuerdo en que no sirven de mucho

    • Amparo Millán Responde

      María, ¡cuánta razón!

      Es cierto que hemos pasado de leer cuentos de sabiduría (como los de Bucay o Ramiro Calle) a leer artículos cortitos de blogs y últimamente, ¡ya nos hemos quedado con las frases y las imágenes, y poco más!

  6. Me ha encantado tu artículo y su 2ª parte, 100% de acuerdo en todo lo que dices, es una reflexión que yo había hecho muchas veces pero a la que no conseguía poner las palabras adecuadas. Al leerlo me ha hecho click! y todo ha encajado un poco más. Me lo guardo en favoritos!

    • Socorro Vergara vergra Responde

      Tienes toda la razón. Reconozco que me gustan las frases que cuestionan … Pero de verdad que se olvidan fácilmente y no las tienes en cuenta en tu diario vivir. Aún más, las publicamos pero nada de cumplirlas… Mil gracias por hacerme caer en cuenta de todo eso. Un abrazo.

  7. Amparo Millán Responde

    Muchas gracias por tu comentario, Lavanda,

    Conozco muy bien esa sensación de tener un pensamiento en la cabeza pero no poder expresarlo en palabras concretas, y el «clic» y la alegría que nos provoca cuando lo leemos en un texto ajeno. Si te encaja, es que es lo que estabas buscando.

    Un fuerte abrazo!

  8. Hola Amparo! ¡Qué contenta que estoy de haberte encontrado! Uno de mis grandes descubrimientos del verano…

    Cuando era un poquitín más joven, no recuerdo ahora mismo la época, también recibí el mensaje del señor al que se le acababa de morir la mujer y le ponía la ropa que había estado reservando para «una ocasión especial».

    Estoy de acuerdo en que el principal problema de este tipo de mensajes es la sobre-saturación (me pasa lo mismo que con los típicos mensajes de felicitación del Año Nuevo que solemos recibir en masa el día de Noche Vieja); no obstante, y personalmente, a mi me gusta darme una vuelta por mi tablero «Pinterest» de frases célebres para inspirarme un poco y/o coger un poco de fuerzas en un momento de bajón. Por el contrario, cuando recibo o veo la misma imagen con el mismo mensaje mas de trescientas veces (véase colgado en muros de facebook, twitter y demás RRSS), no les hago ni caso.

    Un abrazo!

    Rosa

    • Amparo Millán Responde

      ¡Hola Rosa! ¡Qué alegría formar parte de ese descubrimiento! 😀
      Es tal como dices: el mensaje puede ser buenísimo, e inspirador, pero cuando lo hemos visto 300 veces pierde su fuerza.
      Te aseguro que yo con el e-mail ese de la mujer que acababa de morir estuve «en trance» más de una semana (también era muy joven… poco más que una adolescente… el primero que escuchaba) por eso ahora me da pena que esas historias de superación y de impulso a vivir la vida, que sólo es una y se acaba, no me calen como antes. No sé muy bien si la solución está en no compartir tanto en redes sociales, no ver tanto o pararnos unos segundos con una frase que realmente nos impacte.

      Si a ti te está sirviendo pasearte por tu tablero de Pinterest, estupendo, eso es porque estás haciendo algún esfuerzo adicional aparte de simplemente leer la imagen.

      Espero seguir viéndote por aquí, un abrazo!

  9. Me ha encantado el articulo, sobre todo donde dice » leer artículos inspiradores para mejorar nuestra productividad es útil, pero puede convertirse en otra excusa para postergar lo que no queremos hacer, porque mientras leemos, no estamos haciendo otra cosa» ya habia pensado en esto, que paso demasiado tiempo leyendo sobre autoayuda o viendo videos que me motiven pero que en realidad es una forma de evadir lo que no quiero hacer, paso todo el día en facebook leyendo noticias y publicaciones que no me sirven para nada que hasta dolores de cabeza me causan, creo que es tiempo de empezar a hacer y disfrutar en vez de buscar la felicidad detrás de una pantalla o unas paginas. Muchas gracias y felicidades por todos sus logros.

    • Amparo Millán Responde

      Hola Marcela,
      Me gusta muchísimo tu comentario porque describes algo que a todos nos ha pasado más de una vez. Cuando estamos desanimados nos gusta leer o ver vídeos inspiradores, y el primero está bien y nos puede ayudar, pero cuando nos tiramos tres horas viendo este tipo de vídeos (o leyendo estos libros) la verdad es que no conseguimos nada. De hecho, esas tres horas estarían mejor empleadas en hacer cosas prácticas para mejorar nuestra vida.
      Dices que te da dolor de cabeza leer las publicaciones del Facebook, pues bien, QUIZÁS HA LLEGADO LA HORA DE QUITARTE DE FACEBOOK. O de restringir su uso de forma radical. Cuando algo nos hace daño, es mejor alejarnos de ello…
      Un abrazo y gracias por comentar!

  10. Aunque muy tarde lo he visto desde su publicación, agradecerte el artículo. De acuerdo contigo son nuestras acciones las que marcan la diferencia… las frases inspiradoras enriquecen nuestro pensamiento …..pero el conocerse a si misma con sus luces y sombras es camino verdadero para ser mejores. un Saludo

    • Amparo Millán Responde

      Hola Sandra, me alegro mucho que el artículo te haya gustado y como dices sí, son nuestras acciones y el autoconocimiento de una misma lo que marca la diferencia, no pasarnos las horas leyendo frases que nos evaden de la realidad y no nos empujan a cambiar. Un abrazo!!

  11. Hola. Primera vez que leo un artículo con este tema, verdaderamente estoy de acuerdo en la mayoría de sus opiniones. Las redes sociales saturan con frases positivas y pierden el verdadero valor. El hecho de leer y no actuar para mejorar algo de nuestra vida no lleva a nada, es sólo entretenimiento.

  12. Pingback: Cómo hacer de la gratitud un hábito – bettyelane.com

Escribe un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.